Un hecho inesperado ha sorprendido a la
comunidad astrofísica, el pasado mes de agosto cosmonautas rusos a bordo
de la Estación Espacial Internacional (ISS) encontraron trazas de plancton
marino y otros microorganismos vivos en el exterior de dicha estación.
Los rusos hallaron la muestra en
el exterior de una de las ventanas de la estación y se preguntan como el
plancton y los microorganismos llegaron allí. Estudios previos han confirmado
que algunos microorganismos pueden sobrevivir en el espacio exterior. Los
tardígrados, que son unos invertebrados microscópicos, pueden hibernar y
sobrevivir de este modo en las duras condiciones del espacio exterior. Mediante
un proceso de deshidratación pierden el 85 por 100 del agua que contienen hasta
un asombroso 3 por 100. También aguantan temperaturas extremas.
El plancton vegetal está siempre
cerca de la superficie del agua, pues necesita luz para realizar la fotosíntesis.
En cambio el zooplancton está siempre en movimiento, de arriba hacia abajo,
completando un ciclo diario con un recorrido de entre 100 a 400 metros. Están
cerca de la superficie de noche para alimentarse, y más abajo durante el día
para escapar de las fuertes radiaciones solares.
La hipótesis más plausible, sin
descartar otras, es que el plancton llegó al ISS arrastrado por las corrientes de
aire ascendentes procedentes de la
Tierra. Por otro lado, un equipo de investigadores de la Universidad de
Cornell (EEUU) y del Instituto Max Planck de Radioastronomía y de la Universidad
de Colonia (ambos centros en Alemania) acaban de hacer público el
descubrimiento en el espacio interestelar de una molécula orgánica inusual,
pues tiene una estructura ramificada (propia de las moléculas necesarias para
la vida, como los aminoácidos), en lugar de lineal, como suele encontrarse en
el cosmos. Este hallazgo fue realizado a 27.000 años luz de distancia gracias
al Observatorio ALMA, el radiotelecopio más sensible del mundo.
Fuente: TENDENCIAS21