Acorde a la Wikipedia su
superficie es de 132.562 km² que incluye las aguas interiores de la cuenca del Egeo,
islas e islotes. De acuerdo con estudios demográficos de Eurostat la población
es de 11.244.118 habitantes. Cuenta con aproximadamente 9.000 islas, islotes y afloramientos rocosos, 15.021 kilómetros
de costa (más de 16.000 km
de costa incluyendo los afloramientos rocosos), siendo el segundo de Europa
tras Noruega y décimo del mundo detrás de Estados Unidos en longitud costera. Grecia
pasó a ser miembro de la Unión Europea en 1981. El presupuesto nacional a
principios de la década de 1990 se calculó en unos 37,6 miles de millones
de dólares de ingresos, y 45,1
miles de millones de gasto.
En resumen, no es un país
rico ni aparentemente posee materias primas que lo haga apetecible a los
especuladores internacionales. El problema de Grecia, al igual que el de
Portugal, Irlanda, España e Italia es otro, estos países son víctima de ataques
financieros por ser la parte más débil del sistema euro, es decir, del sistema político
y económico que agrupa en mayor o menor medida a 27 naciones de Europa. Los
enemigos de la UE son aquellos que recelan de la unión política de 27 naciones
y de su moneda de referencia, aunque no la única, que es el euro. Tampoco
entienden que siendo el dólar la moneda de pago más extendida tenga menos valor
que el euro.
En mi opinión, hay indicios
suficientes para decir que en este momento se libra una guerra financiera
soterrada de alcance mundial librada por facciones de individuos y corporaciones
financieras muy poderosos que pretenden imponer su visión económica y política.
La crisis que afecta a algunos países occidentales es una prueba de esta pugna
porque en realidad no hay datos objetivos para justificar una crisis que surge
de la noche a la mañana en un mundo que tenía unas condiciones de prosperidad
aceptables. Los descuadres presupuestarios se pueden arreglar con consenso y
diálogo, si hace unos años esos descuadres existían y se toleraban ¿a qué se
debe la inflexibilidad actual? La respuesta parece lógica: se libra una pugna entre
facciones rivales por la implantación de otro modelo político y económico que
tiene por objetivo dominar el mundo.
La desestabilización de
Grecia favorece a una de las facciones en liza, y las campañas mediáticas para
resaltar los aspectos negativos del país heleno tienen por motivo amedrentar a
griegos y europeos. Lo que se disputa en el plano internacional, en reuniones
opacas que tienen lugar en organismos y despachos transnacionales, se
introyecta en el plano nacional de un modo que induce al pesimismo y la
desesperación. Es la guerra, mental y económica.
Alexis Tsipras, el líder de
la nueva izquierda griega que puede obtener un buen resultado en las próximas
elecciones griegas, ha dicho que si forma gobierno no abandonará el euro y que
fortalecerá el fundamento democrático y solidario de la Unión Europea. También
ha reconocido que si le toca negociar con Ángela Merkel no lo tendrá fácil.
Pero ni él ni los griegos saben con certeza si lograrán mantenerse en la zona
euro, sobre Grecia se abate una ola considerable de aleatoriedad e
incertidumbre.
En definitiva, la realidad
económica que daña a varios países occidentales me hace pensar que hay una
guerra económica mundial soterrada que
tiene por objetivo la implantación de un modelo político determinado por
aquella facción que imponga sus tesis.
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