lunes, 21 de mayo de 2012

Paul Krugman, un personaje chillón




No me gustan los análisis del economista Krugman. Desconfío de sus artículos extravagantes, gritones y contradictorios. 

Pero no sólo soy yo el que desconfía de las opiniones del economista estadounidense, he leído en la Red varios comentarios críticos con el proceder de Krugman.  Hace unos días, con el más fiel estilo Nostradamus, se lanzó a profetizar una serie de hechos negativos. Dijo que Grecia está a punto de salir del euro y alertó de una previsible retirada masiva de dinero en Italia y España para llevarlo a Alemania. Esto conduciría a las autoridades españolas a establecer un “corralito”, lo que obligaría a particulares y empresas a restringir su disponibilidad de efectivo.

Su advertencia sobre Grecia no es creíble porque una mayoría de los griegos desea seguir con el euro y los bancos acreedores del Estado heleno tampoco quieren una salida griega del euro ya que de producirse no podrían cobrar sus deudas. Para que Grecia salga de la zona euro tendrían que darse una serie de carambolas, un dato que ni Krugman ni nadie puede asegurar con certeza.

Tampoco queda claro el interés de Krugman por que italianos y españoles nos dediquemos a sacar dinero y enviarlo a Alemania. Esto lo harían los millonarios pero no la mayoría de la ciudadanía, salvo que Krugman piense que todos los españoles son millonarios. ¿Por qué está tan interesado en que desviemos dinero a Alemania? ¿Sugiere de un modo sibilino que debilitemos el euro para fortalecer el dólar, la libra esterlina y el franco suizo?

Krugman se comporta de un modo imprudente y descortés, aspira a convertirse en un gurú financiero mundial, le rodea un aura arrogante que hace que muchos desconfiemos de sus proclamas. No me gusta ese personaje chillón.