Los meteoritos metálicos se caracterizan por estar
compuestos mayoritariamente por hierro y níquel. Si bien el peso de los
meteoritos metálicos recolectados supera las quinientas toneladas, sólo
representan el 6 por 100 de los hallados. El resto de los meteoritos
recolectados son rocosos. La composición de los meteoritos metálicos hace que
sufran menos ablación al entrar en la atmósfera terrestre, su tamaño suele mayor que el de los meteoritos rocosos o litosideritos.
El meteorito de Hoba, que se encontró en una granja
de Namibia, es el más pesado y la masa natural de hierro más grande que se
conozca en la superficie terrestre. Se descubrió en 1920, tiene entre 50 y 60
toneladas de peso y se calcula que posee una antigüedad de 200 millones de
años. El objeto de Hoba no dejó cráter después de impactar con el suelo, se
supone que siguió una trayectoria muy inclinada y que rebotó varias veces antes
de detenerse.
Además del
hierro y níquel que contiene, se detectaron trazas de cobalto, fósforo, zinc, carbón, azufre, cromo,
galio, iridio y germanio. La mayoría de los meteoritos metálicos procede de los
asteroides, se cree que el hierro al ser más denso se deposita en el centro del
asteroide mientras que los silicatos lo hacen en el exterior. Miles de
visitantes acuden cada año a observar, estudiar y tocar esa piedra magnífica
venida del espacio y muy rica en minerales.