La caída sostenida del euro, una moneda seguida por
19 países, ha hecho que su valor se iguale prácticamente con el dólar. Las razones
que se invocan para explicar este fenómeno son variadas. Yo no hablaría de una
caída sino de una estabilización real del euro respecto al dólar, la moneda estadunidense
tiene una función clave en los intercambios financieros internacionales.
Parece que la devaluación de la moneda europea está
relacionada con desinversiones de capital, lo que conduce a pensar que
depósitos en dólares han volado de la UE a otros destinos más rentables. La hipervaloración
anterior del euro respecto de la divisa norteamericana estaba sostenida por
tenedores de dólares que conseguían réditos con el euro.
La caída del euro favorece las exportaciones
europeas y también facilita que el turismo llegue a España, sobre todo desde
aquellos países que mantienen la divisa nacional como es el caso de Reino Unido
y la libra. Estas convulsiones en el mercado de valores están afectando a
países con una economía sólida como Suiza, que recientemente dejó en flotación
el franco con la volatilidad que eso supone y que los bancos centrales de cada
país consideran peligrosa.
La entrada masiva de moneda en el país aumenta la
inflación y crea asimetrías en el consumo, un hecho que ocasiona efectos
dañinos para las empresas locales que tienen asegurado su nicho de negocio. El
SNB, el banco central suizo, rebajó el interés a tipos negativos para disuadir
la entrada de capital. El encarecimiento del franco suizo dificultaría la
exportación de los productos de las empresas locales.
Otra razón a considerar es la política monetaria implementada
por el BCE, apoyado por Alemania, destinada a la compra de deuda pública y
privada para marzo por importe de 60.000 millones de euros. EL BCE cubre a los bancos
centrales nacionales en estas compras. Además con el tipo de interés a cero los
capitales se alejan.